Las aplicaciones de la ley de Parkinson son numerosas y su importancia en la gestión de proyectos la convierte en sumamente relevante. Como factor clave en mejoras de eficiencia y productividad conocer cómo aplicarla deriva en éxitos en la gestión de tus proyectos. Aquí te explico tres aplicaciones de esta ley.
La ley de Parkinson es un guiño a la búsqueda de la eficiencia. Por lo tanto, una herramienta que ningún gestor de proyectos debe olvidar.
Aplicaciones de la ley de Parkinson: estructura coste-tiempo-calidad
El concepto de la estructura coste-tiempo-calidad es fundamental en la gestión de proyectos. Se trata de las tres columnas que sustentan en éxito de un proyecto. Si esa estructura cojea debido a que uno de esos sostenes falla el proyecto puede fracasar.

Una gestión en la que el coste se dispara, los gastos se disparan o la calidad desciende deriva en dificultades a la hora de alcanzar el objetivo previsto.
Cuando te hablé de los enfoques de la ley de Parkinson te expliqué las implicaciones en dos de estos elementos.
Una gestión adecuada de los plazos de ejecución permite eliminar esos tiempos improductivos. La planificación de las tareas que permita acortar plazos sin perjudicar el alcance de objetivos es una de las aplicaciones de la ley de Parkinson que no debes olvidar.
De igual manera, el control presupuestario es otra de estas aplicaciones que te dirigen al éxito en tus proyectos. Evita gastos innecesarios y concede sólo aquellos que permitan una ejecución óptima de las tareas.
Como te dije en el pasado post: “Limitar el tiempo y los recursos disponibles se traducirá en un aumento de la productividad, de la creatividad y de la eficiencia”.
En definitiva, aprovechar la ley de Parkinson te permite controlar dos de los pilares de la estructura coste-tiempo-calidad.
Aplicaciones de la ley de Parkinson: Diagrama de Pareto
Hace tiempo te hablé del Diagrama de Pareto. Es la teoría del 80/20 que se puede aplicar a infinidad de situaciones. El 20% de la población posee el 80% de la riqueza. El 20% de los clientes generan el 80% de los beneficios…
La teoría de Pareto permite cierta flexibilidad en la proporción. No es necesariamente un 80/20. Sin embargo, sí se cumple que existe una relación inversa entre dos factores directos. Esto mismo se puede aplicar a la ley de Parkinson.
Hay determinados momentos en la ejecución de tareas que son realmente productivos, mientras que otros apenas lo son. Del mismo modo, determinados gastos son realmente importantes y derivan en resultados positivos. Sin embargo, otros gastos afectan al proceso de ejecución de forma muy sutil.
De nuevo la conclusión es la misma. Vuelca la gestión de tus proyectos en aprovechar esos momentos y esos recursos que son realmente eficientes.

Aplicaciones de la ley de Parkinson: técnica Pomodoro
Aunque el enfoque se desvía un poco, la esencia de la técnica Pomodoro se fundamenta en principios semejantes. Esta técnica propone un procedimiento que favorezca la productividad de quien lo realice.
La idea es que se realicen 25 minutos de dedicación plena a una tarea. A continuación 5 minutos de descanso. Este ciclo se debe repetir cuatro veces, pero con un descanso final de entre 20 minutos y media hora.
Según esta técnica esos 25 minutos de dedicación sin interrupciones y distracciones permiten una eficiencia máxima. Otra vez, volvemos a la idea de que el tiempo de ejecución de una tarea sea lo más productivo posible.
¿Por qué alargar los plazos si puedes conseguir el mismo resultado? No trabajes mucho, trabaja bien.
Conclusión
Las aplicaciones de la ley de Parkinson a la gestión de proyectos son fundamentales. Si consigues que, aprovechando estas ideas, tengas controlados elementos tan importantes como el tiempo y los costes habrás dado un paso adelante en la consecución de tus objetivos.
“Lo bello es superior a lo sublime, porque es permanente y no sacia, mientras que lo sublime es relativo, pasajero y violento”.
Enrique Federico Amiel