Hoy te explico en qué consiste el proceso de Autofocus que te permitirá gestionar tus tareas de forma eficaz. Descubre cómo hacerlo.
El proceso de Autofocus
Tal y como te conté en el post anterior una de las características de Autofocus es la sencillez para llevarlo a la práctica. Voy a detallar las instrucciones lo máximo posible, pero quiero que sepas que ejecutar el proceso de Autofocus es mucho más fácil de lo que parece.
El comienzo con el proceso de Autofocus
Para empezar, debes disponer de una libreta y un bolígrafo. Lo ideal, según Mark Foster es un cuaderno rayado con unas veinticinco o treinta y cinco líneas por página.
Añade las tareas que tengas pendientes una a continuación de otra. Debes utilizar una línea para cada actividad que incluyas en la lista. El sistema permite que incorpores en la lista todo lo que se te ocurra sin plantearte si es adecuado o no. Tampoco debes valorar su importancia. El proceso de Autofocus será el que haga esa evaluación por ti.
A partir de aquí, ya tienes implementado el sistema.

El desarrollo de la selección
Cuando quieras realizar una tarea coge tu cuaderno y lee la lista de tareas. Debes comenzar por una lectura rápida, sin detenerte en ninguna de las tareas. De esta manera, tendrás una idea rápida de todo lo que tienes pendiente sin ninguna presión.
A continuación, repasa la lista de nuevo, pero en esta ocasión, de forma más pausada. Al hacerlo habrá alguna que destaque. Puedes repasar la lista, encontrar una actividad que te llame la atención, seguir leyendo y sentir la necesidad de volver a ella.
Este es el fundamento del proceso de Autofocus. Es tu subconsciente el que te orienta hacia una tarea. Existen razones que te llevan hacia ella por encima de las demás: te gusta, es sencilla, urgente, rápida…
En ese proceso intervienen factores que están explicados por el principio de Laborit, la ley de Párkinson o el síndrome del estudiante. Por alguna razón, esa tarea sobresale por encima de las demás de la lista.
La ejecución de la tarea
Una vez elegida puedes ponerte a trabajar en ella. El sistema no te impone la obligación de finalizar la actividad. Dedícale el tiempo que consideres adecuado.
Este planteamiento está totalmente alineado con la ley de Fraisse. Esa dimensión subjetiva del tiempo depende del interés que represente para ti la actividad realizada.
Aquí interviene otra idea clave del método: “poco y frecuente”. Resulta más eficaz dedicar a una tarea un espacio de tiempo relativamente pequeño que no hacer nada porque asumes que no la vas a concluir.

Registro del trabajo realizado
Cuando decidas parar de realizar la tarea tienes que dejar constancia. El proceso de autofocus indica que debes tachar de la lista esa tarea, y eso supone una gran satisfacción personal.
En el caso de que hayas finalizado la tarea este paso acaba aquí. Sin embargo, como ya sabes el sistema no te fuerza a concluirla. En este caso debes reescribir la tarea al final de la lista. De hecho, sería preferible reescribirla primero y, a continuación, tachar la tarea original.
Aunque parezca que tachar y reescribir es una gestión absurda, tiene gran importancia. En primer lugar, porque el hecho de tachar representa un premio moral por el esfuerzo realizado. En segundo, porque al reescribir la tarea, especialmente si ocurre de forma recurrente, ésta se hace más presente en tu subconsciente y dificulta su olvido. Y, en tercero, debido a que, al hacerlo, la sitúas al final de la lista.
Hay varios tipos de tareas que requieren una reescritura:
- Actividades que hagas de forma recurrente, como revisar el correo, escribir un post, o hacer la compra.
- Las que se han quedado inacabadas, contestar un correo, revisar un informe.
- Aquellas tareas que se prolongan en el tiempo, como revisar cierta documentación, escribir un libro.
- Lo que requiera un seguimiento, por ejemplo, confirmar con alguien que ha recibido un envío.
Continúa con la lista
El siguiente paso es seguir repasando la página hasta el final, tal y como lo has hecho hasta el momento. No debes pasar de página hasta haber revisado todos los puntos de esa en la que te encuentres. Es importante considerar cada página del cuaderno como una unidad.
Cuando concluyas el repaso de la página puedes pasar a la siguiente hasta encontrar la siguiente tarea que destaque por encima de las demás. El proceso es el mismo que has aplicado hasta ese momento.

Las tareas olvidadas en el proceso de Autofocus
A medida que avanzas hay tareas que se quedan aparcadas en páginas atrasadas. Son tareas que nunca han resaltado por encima de las demás. Si son tareas que has descartado una y otra vez, tendrás tus razones. No hay problema, el sistema lo soporta.
No debes reescribir estas tareas abandonadas al final de la lista. Pero esto tampoco quiere decir que no puedas acometerlas más adelante. Son tareas que tu subconsciente te ha inducido a dejarlas de lado. Sin embargo, es posible que las retomes más adelante. Puedes utilizar un rotulador fluorescente para marcar las tareas abandonadas, de manera que, cuando quieras hacer un repaso puedas localizarlas fácilmente.
Conclusión
El proceso de Autofocus es sencillo e intuitivo y se adapta a tu criterio. Sólo tienes que escribir tareas y tacharlas cuando trabajes con ellas. Será tu subconsciente el que te dirija hacia la tarea que debes acometer en cada momento.
Por esto funciona, es flexible, te permite incluir todo lo que surja y tu cerebro decide si lo haces ahora, lo dejas para después o lo abandonas. No te obliga a nada. Si Autofocus fuera demasiado perfecto, demasiado rígido, tan estructurado que te fuerza a cumplir con un programa, no sería tan eficaz. Desde luego, todo son ventajas.
«Si el vino perjudica tus negocios, deja tus negocios»
Gilber Keith Chesterton