GTD (Getting Things Done) es un método para aumentar la productividad. Se considera una de las técnicas más eficientes de organización.
¿Por qué GTD?
Tal vez pienses que en un blog sobre gestión de proyectos no tengan cabida posts sobre organización personal. Quizá tengas razón, al menos en parte. Sin embargo, conocer un sistema para elevar la productividad resulta provechoso en cualquier entorno. Por otra parte, creo que te puede resultar de utilidad esta metodología y su filosofía en la puesta en marcha y ejecución de tus proyectos.
Esta metodología está muy extendida, y aplicaciones de gestión de proyectos se adaptan perfectamente a ella. Entre las vistas de Workep dispones de una perfectamente adaptada. Asana es otra herramienta que se ajusta a GTD.
El origen de GTD (Getting Things Done)

Las siglas GTD proceden de Getting Things Done, el título del libro de David Allen en el que explica su método. En español se tradujo como Organízate con Eficacia.
En el libro, Allen asegura que nuestra memoria es ineficiente. Desde luego la mía lo es. Me suele pasar que recuerdo cosas cuando no lo necesito, y cuando me sería útil acordarme lo olvido. El sistema que propone GTD es disponer de un sistema organizativo en el que podamos confiar. Este sistema es externo a nuestra memoria. Debido a esto, podemos estar tranquilos de que no se nos escapará nada. Este funcionamiento permite que nuestra mente se pueda centrar en acciones concretas y, así, ser más creativa y eficiente.
La metodología GTD (Getting Things Done) se fundamenta en utilizar de manera sencilla un almacenamiento y realizar un seguimiento y una revisión de todo lo que tenemos que hacer.
Be water, my friend

El agua se amolda a la forma del contenedor en que se encuentre. Tú debes hacer lo mismo y adaptarte a las circunstancias de la vida. GTD propone extraer de tu mente toda la información necesaria para mantenerla vacía. Así podrás alcanzar ese estado que hace que tu mente se comporte como el agua.
Debes tratar de dar a tu mente un estado de calma similar al agua en reposo. Mantenerla transparente y limpia para centrarte en lo que en cada momento requiere tu atención. La utilidad de este proceso es que conseguirás apartar las preocupaciones y los problemas. De esta manera, tu concentración en las tareas será máxima y, en consecuencia, tu productividad se elevará.
La efectividad de GTD
Lo que hace que Getting Things Done sea un método tan efectivo es su sencillez. Los principios en que se fundamenta son tan básicos que podrás asumirlos sin ninguna duda. Aplicarlo es tan fácil que cualquiera puede hacerlo. Y sin embargo, es tan completo que no deja nada olvidado.
El tiempo no se gestiona. GTD (Getting Things Done) se basa en decidir a qué actividades vas a dedicar tu atención inmediatamente. Sin embargo, no trata de gestionar tu tiempo.
Un aspecto básico de esta metodología es que te hace enfocar de abajo arriba. A diferencia de las metodologías que funcionan de arriba abajo. Éstas se basan en identificar tu propósito en la vida y bajan definiendo objetivos. Por el contrario, GTD busca que definas tu situación actual. Desde ahí, cuando controles tu día a día, podrás enfocar tu trayectoria a medio y largo plazo.
Conclusión
GTD (Getting Things Done) es una metodología de organización personal para aumentar la eficacia. En los próximos post voy a profundizar en su funcionamiento hasta llegar a conocerlo y comprender cómo aplicarlo.
“Vacía tu mente, se amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en taza. Si pones agua en una botella se convierte en botella. Si la pones en una tetera se convierte en tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Sé agua, amigo mío”.
Bruce Lee