La filosofía Lean es la base de la que debes partir cuando comiences con una empresa si buscas eficiencia y éxito. Sigue leyendo y lo comprobarás.
La metodología Lean está totalmente ligada a la idea de la que te hablé en el post sobre las startups.
El objetivo del sistema Lean
Este sistema trata de mejorar los procesos productivos eliminando aquello que no aporta valor. Esto permite alcanzar resultados inmediatos en productividad, competitividad y rentabilidad del negocio.
Cuando apliques un sistema Lean deberás buscar la satisfacción del cliente. Esto lo conseguirás entregándole los productos y servicios de calidad que necesita, cuándo los necesita y al precio correcto.
Además, en el proceso de producción tendrás que utilizar la cantidad mínima de materiales, equipamiento, trabajo y tiempo. Es decir, es fundamental que persigas la eficiencia en la producción y así reduzcas los costes al mínimo. En este sentido, debes eliminar aquello que no añada valor al cliente.

Otro elemento clave en el que la filosofía Lean se fundamenta es en la experiencia e inteligencia de las personas que participan. Se trata de buscar una mejora continua. ¿Recuerdas cuando te hablé de Kaizen? Efectivamente, el sistema Lean también tiene su origen en la compañía Toyota.
Principios Lean
La filosofía Lean se puede reducir a los seis principios básicos que la definen.
- Calidad perfecta. Debes buscar entregar a tus clientes productos y servicios sin defectos. Los productos entregados con una calidad perfecta no generan gastos. Sin embargo, los defectuosos, además de una insatisfacción por parte del cliente, te ocasionarán gastos por devoluciones, reparaciones, etc.
Principios Lean - Minimizar el despilfarro. Debes eliminar del proceso de producción todas aquellas actividades que no agreguen valor al cliente. En primer lugar porque no generan ninguna satisfacción y no son apreciadas por tus clientes. Pero, además, debido a que suponen costes en tiempo, material, esfuerzo, etc.
- Procesos por demanda. Se trata de aplicar el sistema “Pull”. Es decir, debes generar los productos en el momento en que se necesitan. Con esta manera de trabajar será el cliente el que te indique la demanda. Tu producción se adaptará a la demanda real. Así, minimizas los riesgos de sobreproducción y, en consecuencia, excesos de costes.
- Flexibilidad. Es clave que seas capaz de producir con rapidez y según las necesidades de tus clientes. Esto puede suponer que tengas que elaborar gran cantidad de productos diferentes sin perder eficiencia.
- Relación con los proveedores. Debes construir relaciones estables, a largo plazo, con los proveedores. Se trata de que la búsqueda de la calidad sea parte de todos los miembros de la empresa, pero también de los proveedores. Con esta relación debes involucrarles en la filosofía Lean.
Conclusión
Como ves la filosofía Lean comparte, en cierto modo, esas ideas de las metodologías ágiles que combinan la satisfacción del cliente con la eficiencia en la producción. En ambos casos se logra un aumento de la rentabilidad.
“Todos encontrarían su propia vida mucho más interesante si dejaran de compararla con la vida de los demás”.
Henry Fonda