Los objetivos SMART son la manera de mejorar la productividad de tu equipo de trabajo en cualquiera de tus proyectos. Te explico en qué consisten.
La mejor forma de motivar a tu equipo es a través de unos objetivos que les incentiven a esforzarse por alcanzarlos. Lo más importante que debes tener en cuenta es que esos objetivos sean capaces de cumplir su propósito. Los objetivos SMART bien definidos son la herramienta perfecta para conseguirlo. Recuerda que los objetivos del equipo y los de la empresa deben estar alineados.
¿Qué son los objetivos SMART?
La eficacia de los objetivos SMART reside en que para cumplir su función deben poseer unas características determinadas. Es fundamental que esos objetivos estén definidos de manera adecuada. De otra manera, serán ineficaces o, lo que es peor, contraproducentes. Estas características son las que sirven para formar el acrónimo de su nombre:

Específico (Specific)
Medible (Measurble)
Alcanzable (Attainable)
Relevante (Relevant)
Delimitado temporalmente (Time related)
Específicos
Los objetivos que definas deben expresar con claridad lo que deseas conseguir. Tu equipo debe entender qué metas quieres alcanzar. De esta manera sabrán en qué deben centrar sus esfuerzos.
No es lo mismo plantear un objetivo del tipo: ser líderes del mercado; que otro enunciado así: lograr unas ventas de 500.000,00 €.
Medibles
Es fundamental que la variable que utilices en cada uno de tus objetivos sea cuantificable. “Mejorar las ventas” o “alcanzar una buena imagen de marca” son ejemplos de objetivos que no debes utilizar. Los integrantes de tu equipo no podrán valorar cuándo se considera que los objetivos se han superado.
Incluso conviene que se puedan extrapolar coherentemente a lo largo del tiempo. Si defines una variable como ventas anuales, debes especificar las ventas mensuales. Sabiendo la tendencia mensual de tu negocio puedes estimar el dato mensual. De esta manera todos los implicados pueden valorar si el objetivo se está cumpliendo a lo largo del periodo.
Alcanzables
Para que los objetivos sean eficaces debes considerar varios factores. Ten en cuenta los medios con los que cuenta tu equipo, el tiempo disponible, la capacidad de los miembros y cualquier otro factor que influya en la consecución del objetivo.
El resultado debe ser un dato lógico. Sería un error que resultase demasiado sencillo de alcanzar. Y, aún peor, si el objetivo fuese complicado en exceso supondría una desmotivación para el equipo. Tienes que encontrar el equilibrio para que suponga un reto pero que sea factible.
Si la facturación del año anterior fue de 500.000,00 € (y las condiciones se mantienen estables) no es consistente establecer un objetivo de ventas de 300.000,00 €, ni uno de 1.000.000,00 €. El primero por ser demasiado sencillo y el segundo por todo lo contrario. Tal vez un objetivo de 600.000,00 € sea un reto que los miembros de tu equipo consideren alcanzable y suponga una motivación.
Relevantes
Los objetivos SMART deben ser ante todo relevantes. De poco sirve que lo definas perfectamente si no está enfocado en la misma dirección que la que quieres dar a tu empresa o proyecto. Trata de que el objetivo esté orientado con la visión que des a tu negocio.

Definir como objetivo un número determinado de seguidores en redes sociales puede ser muy deseable. Sin embargo, si tu negocio depende de las ventas, ese objetivo no va a reportarte ingresos.
Delimitados temporalmente
Es esencial que establezcas un periodo de aplicación para el objetivo. Se trata de otro factor que aporta claridad al objetivo.
Puedes establecer como objetivo a alcanzar esos 500.000,00 € en ventas, pero ¿en qué periodo? No es lo mismo llegar a ese nivel de ventas en un mes, que en un año o que en cinco años.
Conclusión
La eficacia de los objetivos SMART reside en que representan un reto y una motivación para los miembros de tu equipo. Es fundamental, para llevarlos a la práctica, que estén perfectamente definidos para que sean entendibles por estos y asumidos como propios.
También es interesante combinarlos con la técnica OKR.
“Preparar un discurso de diez minutos me cuesta un par de semanas; un discurso de una hora, una semana, y un discurso de dos horas siempre puedo improvisarlo”.
Harold Wilson