Planifica tus pausas igual que planificas tus tareas. La importancia de los descansos es mucho mayor de lo que creemos. En este post te lo explico.
¿Por qué debes hacer descansos?
A mí me ocurre, y probablemente a ti también. Cuando me pongo a realizar una tarea no quiero parar hasta que la he concluido. Supongo que es normal. Sin embargo, intento realizar paradas cada cierto tiempo y cuando lo hago suelo ver resultados positivos. Cuando realizas una actividad durante un periodo prolongado de tiempo disminuye tu concentración.

Te recuerdo que la técnica Pomodoro se basa en tramos de trabajo separados por momentos de descanso. No es un capricho, no es porque quede bien decirlo. Lo cierto es que es fundamental para mejorar la productividad realizar pausas.
El resultado de no descansar cada cierto tiempo es un aumento de los errores, incapacidad para tomar decisiones acertadas y una menor creatividad. ¿Te resulta familiar? A mí sí. Cuando permanezco realizando una tarea demasiado tiempo acabo cometiendo errores, que posteriormente debo corregir. No tomo las decisiones adecuadas. Y, habitualmente, me quedo atascado en procesos que debería solucionar con rapidez. En consecuencia, disminuye mi productividad.
En cambio, cuando hago descansos, retomo la actividad con la mente despejada y los errores desaparecen, las decisiones son las correctas y las ideas fluyen con facilidad.
Es muy posible que se interprete que hacer pausas supone un descenso de la dedicación a la actividad. Quizá el tiempo se haya reducido, pero la intensidad del trabajo hace que ese tiempo sea más eficiente que si no haces descansos.
Planifica tus pausas en tu jornada
Ya te he hablado de cómo realizar la planificación de tu jornada. En aquel post mencioné que en esa planificación debes incluir los descansos. Y la razón es que es fundamental hacer paradas periódicas. No lo dudes, debes obligarte a hacerlas. Lo digo por experiencia.
Especialmente al comenzar a plantearte esta forma de trabajar cuesta dejar lo que estás haciendo. Por lo tanto, planifica tus pausas igual que tus tareas. Establecer unos momentos a lo largo de tu jornada como periodos de descanso de «forzoso» cumplimiento resulta útil.
He entrecomillado la palabra forzoso porque no te debe condicionar. Como comprenderás no se trata de que a tal hora pares y dejes lo que estás haciendo. La idea es que, según tu criterio, hagas los descansos cuando no interrumpas un proceso importante.
Por esto, planifica tus pausas pero sé flexible para disfrutar de ellas.

¿Cómo deben ser los descansos?
No te puedo dar una norma de obligado cumplimiento que debas seguir a rajatabla. Hay estudios, como el de la revista Journal of Applied Psichology, que recomiendan varias pausas cortas mejor que una larga.
En mi opinión el procedimiento de la técnica Pomodoro es bastante acertada. Varias pausas pequeñas y después una de mayor duración y, a continuación, repetir el ciclo.
Este estudio también sugiere que es a media mañana el mejor momento para tomarse un descanso.
Las actividades a realizar en esas paradas deben ser las que prefiera cada uno. Y, quizá sorprendentemente, no dice que sea algo ajeno al trabajo. Realizar en esas pausas actividades relacionadas con el trabajo es perfectamente válido. Quizá, contestar el correo, hacer una llamada o atender una consulta de un compañero (ladrones de tiempo)…
Conclusión
Planifica tus pausas para ser más eficiente. Al hacerlo conseguirás mejorar tu productividad. El resultado de realizar estos descansos es altamente positivo. Supondrá una mayor motivación, aumento de la satisfacción laboral y mejoras en tu salud (menos dolores de cabeza, de espalda, cansancio ocular…), los que estamos delante de un ordenador todo el día lo sabemos.
«Sólo me fío de las estadísticas que he manipulado».
Winston Churchill